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La hepatitis es una inflamación del hígado que puede causar afecciones de salud y puede ser mortal. Diversos factores pueden causar dicha inflamación, pero los cinco principales virus implicados son los de las hepatitis A, B, C, D, y E. Estos representan la séptima causa de mortalidad en el mundo (por encima del VIH – SIDA y tuberculosis) y mientras más alejada la letra se encuentre de la A, mayor es el riesgo que acarrea la infección.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son causados por los virus de la hepatitis B y C; además, estos dos virus causan 1,4 millones defunciones al año. Es por lo anterior que en la sexagésima tercera Asamblea Mundial de la Salud, en 2010, se designó el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis.
Desde entonces, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS se han movilizado por establecer estrategias para combatir la hepatitis a nivel regional y mundial. Al mismo tiempo, con la celebración de este día se plantearon alcanzar varios objetivos entre los que se encuentra reducir en un 90% la probabilidad de nuevas infecciones de hepatitis en cualquiera de sus presentaciones (A, B, C, D o E) y evitar el 65% de las muertes que acarrea año tras año el contagio de hepatitis vírica.
De acuerdo con un programa de investigación de la Universidad de Antioquia liderado por María Cristina Navas, profesora titular del departamento de Microbiología y Parasitología, en Colombia se registran por lo menos 2 mil casos de hepatitis B en el año y 300 de hepatitis C; no obstante, en un periodo de 10 años, los números de casos de hepatitis A disminuyeron de 9 mil a solo mil casos reportados al año.
Ángela Arroyave, epidemióloga de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, advierte que el virus de la hepatitis A (HA) se transmite, en su mayoría, por ingestión de materia fecal, es decir, cuando una persona no infectada ni vacunada come o bebe algo contaminado por heces de una persona infectada. A su vez, la experta menciona que “la infección ha disminuido, porque ya contamos con acueductos, tratamientos de aguas y regulaciones de higiene en las guarderías. Y aunque es muy contagiosa, ya se cuenta con una vacuna que viene siendo la acción preventiva contra dicho virus, el cual es benigno en la mayoría de los casos, pero que puede llegar a ser grave”. A propósito de la vacuna, los niños necesitan dos dosis: la primera desde los 12 a 23 meses y la segunda a los seis meses de la primera.
Las hepatitis A y E (HE) se pueden prevenir de la siguiente forma de acuerdo con el Protocolo de Vigilancia del Instituto Nacional: lavado de manos antes de comer y después de ir al baño, preparación segura de los alimentos, consumir agua potable, lavar bien las frutas y las hortalizas (especialmente si se consumirán crudas), todo alimento que se vaya a preparar (inclusive la carne y los huevos) debe ser lavado con agua potable, cocinar por completo los alimentos, en especial carnes rojas, pollos, huevos y pescados.
Por otro lado, la hepatitis B (HB), se transmite a través de sangre y otros líquidos orgánicos como el semen, el de la hepatitis C (HC), principalmente por sangre infectada que puede ocurrir a través del uso compartido de implementos para la inyección de drogas intravenosas, y también por prácticas sexuales que induzcan a la exposición de la sangre. La infección por hepatitis D (HD) solo ocurre en personas infectadas con el virus de la hepatitis B.
“El tratamiento de este virus es importantísimo porque este y el C pueden producir un cáncer de hígado. Los toreros, por ejemplo, cuando requerían una transfusión de afán, no se realizaban los debidos protocolos y podían contagiarse fácilmente de estos virus. Pero ahora afortunadamente en los bancos de sangre hay muchos controles y pruebas constantes para VIH, hepatitis B y C, y ya es poco probable contagiarnos de hepatitis por transfusiones de sangre”, comenta Ángela Arroyave.
Las medidas para prevenir la hepatitis B, C y D son: uso correcto de preservativos en todas las relaciones sexuales, uso de jeringas, agujas y materiales estériles, no hacer donaciones de sangre si se tuvo hepatitis o si se está expuesto a situaciones de riesgo, realizar prueba de hepatitis B a todas las embarazadas desde el inicio del embarazo, administración de la vacuna contra la hepatitis B en las primeras 12 horas de vida a todos los recién nacidos, administración de inmunoglobulina y vacuna contra la hepatitis B en las primeras 12 horas de vida a todos los recién nacidos hijos de madres con hepatitis B.
Finalmente, la epidemióloga concluye que “lo más importante es la vacunación y las medidas preventivas porque estos virus afectan no solo a nivel individual, sino también comunitario pues son contagiosas y transmitidas por relaciones sexuales, (la B, C y D) y es por ello por lo que si una persona no se trata contaminaría a su pareja o a las personas con las que esté. La vacunación es la manera de diseminar la hepatitis”.
Mariana Arango Trujillo