Foto: Carlos Peláez
“Las tiras de cuero sometían a su férrea voluntad el prepucio enmarañado al escroto con el nudo del perro, evitando exponer el glande en público. En un acto de rendición contundente, el pene tomaba una curvatura hacia arriba o algún costado”.
Este era el protocolo que utilizaron los atletas griegos al inicio de los juegos olímpicos en el año 776 A.C. Con la finalidad de no realizar escenas obscenas durante su participación en las justas deportivas. Para ello se cubrían con el kinodesmo.
Foto: Carlos Peláez
Y aunque la cultura griega toleraba la desnudez y la apreciaba desde un valor estético permeando la divinidad, tenía un rechazo social a presenciar el glande en eventos sociales. Consideraban que era grotesco, vergonzoso y humillante. De hecho, en la mayoría de circunstancias se veía en los esclavos y los bárbaros. Los deportistas exhibían sus cuerpos desnudos como símbolo de perfección, para homenajear el cuerpo humano y exaltar a los dioses. Ya que más allá de una competición, era una forma de rendir tributo a sus deidades.
Foto: Carlos Pelaéz
En concordancia, uno de los episodios protagónicos de la iniciación de los juegos era la hecatombe. Ritual que consistía en entregar ofrendas a Zeus delante de su templo, a través de cierto número de bueyes sacrificados. Además, los atletas debían presentarse treinta días antes del comienzo de las justas, para entrenar y estar en óptimas condiciones físicas. Dentro de las supervisiones se examinaba que el atleta no tuviera antecedentes criminales. Los asistentes en su mayoría eran hombres, puesto que, se tenía prohibido que las mujeres casadas observaran a los varones desnudos, solo se le permitía a las solteras. Respecto a lo anterior, se han encontrado relatos que evidencian asesinatos en contra de las féminas casadas que veían los juegos.
Foto: Carlos Peláez
También existe una discrepancia histórica con la nula participación de las mujeres al inicio de las olimpiadas en Grecia, pero posteriormente, participaron en algunas pruebas dedicadas a la mujer. En comparación de la desnudez que se le permitía a los hombres, las atletas usaban túnicas cortas, mostrando su pecho derecho al aire libre y de esta manera evocar el recuerdo de las guerreras amazonas.
Desligándonos de las reminiscencias de la desnudez de la Antigua Grecia en relación con los juegos olímpicos, el nudismo en la actualidad podría entenderse bajo la perspectiva de una práctica social.
No obstante, al hablar de desnudez es inevitable eludir el concepto de pudor. En cuanto a que es un mecanismo reactivo y biológico que da respuesta a situaciones que confrontan el constructo dogmático del individuo de acuerdo a los valores éticos y morales que ha interiorizado.
En la contemporaneidad el cuerpo humano es la prueba fehaciente de ser una herramienta alegórica de resistencia para exteriorizar las dinámicas políticas, económicas y culturales. Expresando corporalmente las heridas y cicatrices de las realidades locales y nacionales. Ahora bien, todo depende del ángulo y posición del individuo que observa. Para algunos sería una demostración estética o un sacrilegio que desnuda las concepciones y criterios establecidos por la sociedad.
Foto: Carlos Peláez
Sin embargo, el nudismo no se asocia únicamente con el activismo social, en diversidad de casos se practica de manera cultural y recreativa. Al mismo tiempo confronta los estándares de belleza, debido a que, el cuerpo se universaliza y se acepta como un traje único y diverso. Dos términos que permean la dualidad, pero genera conciencia y aceptación. En consecuencia, el ser humano oculta y rechaza su cuerpo por los cánones estéticos impuestos. Comúnmente los individuos repudian su imagen física, desnuda, evitando a toda costa ver su humanidad reflejada en un espejo y rayo del lente de una cámara.
El cuerpo humano es una armadura primitiva, sinónimo de supervivencia, resistencia y compuesta de complejos. Permitiendo el transcurrir y agotamiento de la existencia misma, materializando y consumando una estadía temporal o permanente.
Jeison Steven López Londoño
Psicólogo