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Las celebraciones y demás oportunidades para recordar o exaltar algún hecho especial, es sin duda una de las necesidades culturales del ser humano. Dentro de estas exaltaciones encontramos una muy particular y no es otra que la conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente denominada “De las Ánimas del Purgatorio”, una celebración cristiana que tiene lugar el 2 de noviembre en la cual se trae a la memoria a los muertos a través del llamado que se hace a las ánimas del purgatorio, a esos espíritus de las personas que partieron a una esfera etérea, donde la fe los alberga. Sin embargo según las mismas creencias, deben limpiar su alma a través de un proceso de purificación que hacen los creyentes de buena voluntad al elevar oraciones, misas, rosarios, sacrificios y velaciones entre otros rituales para ayudarles a pagar alguna deuda pendiente y hacer de ese proceso una realidad.

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El ser humano ha desarrollado diversas formas de rendir culto a los antepasados a través de rituales que tienen como finalidad la preservación de las tradiciones y creencias para la renovación de la vida misma, con ese propósito a las ánimas se les piden favores a través de su intercesión para lograr la solución a alguna dificultad. Esto se explica en la firme creencia de que las ánimas al salir del purgatorio obtienen una posición de privilegio para ayudar a los vivos, pues ya están más cerca de Dios y eso les confiere poder y privilegio de intervenir en nuestro mundo.
El municipio de Barbosa Antioquia, no ha sido ajeno a este tipo de tradiciones en los cuales sale un salvador de las animas llamado animero a recorrer el pueblo y a pedir oraciones por las almas en pena, una tradición que fue revivida por el fallecido Alexis Vélez quien personificó por más de diez años al Animero de Barbosa, un ritual que comenzaba a las doce de la noche vistiendo una capa muy particular diseñada para la ocasión, sombrero negro y la mirada fija al piso sin levantarla ni por un segundo y mucho menos sin mirar para atrás, teniendo en cuenta que si lo hacía podría ver a las ánimas que lo acompañaban en el recorrido lo que sería fatal para el propósito y para su vida.
El recorrido por el pueblo comenzaba y terminaba en la puerta del cementerio del municipio, al que se unían las almas invisibles de los difuntos, curiosos y devotos el cual tenía apertura el 2 de noviembre, finalizando el día 30 del mismo mes para cumplir con la necesidad misional de brindar a las ánimas, la oportunidad de purificación a través de la oración.
En Barbosa existieron otros animeros alrededor de 1975, cuando Juvenal Escobar tocaba la campana para pedir oraciones por los muertos barboseños, una tradición que ha tenido detractores en la misma iglesia católica que rechaza la figura del animero por considerarla supersticiosa, por cuanto según doctrinantes católicos el purgatorio no existe como sitio físico sino como un estado del alma. Pese a ello, sigue siendo una creencia que cobra vida en el recuerdo y en los rosarios que se siguen elevando por los muertos. Después del fallecimiento de Alexis Vélez, ya nadie sale de caminata por las calles de Barbosa como animero, a pesar de que en el sentir de algunos acompañantes el alivio en el alma es un estado evidente después de rezar durante todo el recorrido los rosarios por las almas del purgatorio. Alexis había revivido una leyenda de Barbosa. Después de 40 años de olvido, el animero había vuelto a recorrer las calles con los espíritus del cementerio Jardines de la Paz, sin embargo su muerte volvió a enterrar la tradición, sumándose a la fila de las almas que esperan un padrenuestro para su proceso de sanación espiritual.
Laura María Gil