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Triki, triki, Halloween; quiero dulces para mí y si no me das… te rompo la nariz”
El mes de octubre podría ser sinónimo de disfraces, máscaras, decoraciones sombrías y muchos caramelos. Los niños corren, comen Max combis, tocan los timbres de las casas y gritan: “Dulce o truco”, con su bolsita de calabaza abierta. Repiten el ritual una y otra vez. Sus padres se esfuerzan por comprarles el mejor disfraz de su superhéroe preferido, mientras a otros los embetunan en pinta caritas rojo o los envuelven en papel higiénico simulando ser una momia. Se ve de todo: desde la bruja más terrorífica, hasta el Rayo Mcqueen diciendo: ¡Kuchau!, porque es en el día 31 en el que todos son otra persona, hasta los más grandecitos.

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Sin embargo, Halloween no son solo niños comiendo barriletes y haciendo travesuras; es un momento de transición que data de tres mil años atrás. Es el inicio de la fiesta de los muertos y el fin de las cosechas irlandesas antiguas que daban origen a un nuevo año celta. Desde ese momento, los días eran más cortos, las cosechas se marchitaban y las tinieblas se adueñaban del lugar. Era tanto el temor que le tenían al nuevo año que pensaban que los muertos volvían para visitar a los vivos.

Con los años el temor modificó la fiesta; pasando de llamarse Samhain (fin del verano) a Halloween, que es la contracción de All Hallow’s Eve (Víspera de Todos los Santos).

En el siglo VII d.C, el Papa Bonifacio IV trasladó el Día de Todos los Santos del 13 de mayo al 1 de noviembre, tal vez como un esfuerzo por reemplazar la fiesta pagana del día anterior. Desde ese entonces la fiesta de los brujitos viajó por todo el mundo anglosajón hasta llegar al mundo occidental.

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Cuenta la leyenda que Jack O´lantern era un irlandés tacaño y astuto quien engañó al diablo. Él era uno de los muertos que volvía a lo terrenal para mortificar a los vivos diciendo: “Truco o trato”. Las personas preferían hacer un trato para no tener su casa maldita todo el año y la tradición de poner calabazas con caras macabras es precisamente para alejar al temido Jack. No obstante, fue gracias a él que ahora los niños cantan su jingle, porque si no les dan tan siquiera un Coffee delight, ellos arrojan huevos o dejan un chicle pegado en el timbre. Famosas travesuras.

Pero atención hay un significado en el “dulce o truco”. Todo proviene de la imitación a O´lantern que hacían los niños en Estados Unidos en la noche de Halloween cuando cantaban el famoso: “Trik or treat” (truco o trato).

Pero que, al igual que muchos extranjerismos, poco a poco lo fuimos convirtiendo en el famoso “triki triki”.

Mariana Arango Trujillo
Periodista
mariana.arango@revistalaeternaprimavera.com 

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