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Foto: archivo revista Medellín, la Eterna Primavera

 Las actividades industriales, los medios de transporte y los hábitos de consumo de energía en la mayoría de las sociedades, son las principales causas de un problema que cada vez afecta más a la salud pública, la contaminación del aire.

Esta problemática está presente principalmente en los grandes conglomerados urbanos, por lo que los gobiernos y la sociedad civil han asumido la necesidad de controlar y planear actividades para garantizar una mejor calidad del aire.

Medellín, junto con los nueve municipios que hacen parte de la región metropolitana del Valle de Aburrá están asentados en una cuenca estrecha rodeada de altas montañas, desfavoreciendo la circulación del aire, dando como consecuencia la absorción de material particulado, principal elemento contaminante del aire de la región.

Foto: Archivo revista

La región metropolitana es una gran urbe en la que los medios de transporte y la actividad industrial, sumado a las condiciones geográficas y meteorológicas, afectan la calidad del aire, evidenciando principalmente dos periodos del año: entre marzo y abril, y octubre y noviembre.
Dado lo anterior, a principios del año 2000 en la región metropolitana del Valle de Aburrá se comenzaron a adoptar medidas para el control y gestión de la calidad del aire, apoyados por la investigación de instituciones universitarias como la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, la Universidad de Medellín, la Universidad de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana.

Según las diferentes investigaciones, dieron como resultado que el material particulado (PM) en tamaños de 10 y 2.5 micras, eran los principalmente responsables de la afectación de la calidad del aire en la región metropolitana del Valle de Aburrá; siendo las principales fuentes de emisión, el sector industrial y de transporte.

Basados en organizaciones como la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), surgen los primeros planes liderados por el Área Metropolitana como el POECA (Plan Operacional para enfrentar Episodios de Contaminación Atmosférica) y el PIGECA (Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire).

Foto: Pixabay

De acuerdo con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el POECA es una serie de medidas pensadas a corto plazo y en situaciones particulares. Tiene como principal objetivo proteger la salud de la población frente a escenarios de contaminación atmosférica que excedan los umbrales o niveles de contaminación en tiempos establecidos. Además, este plan establece medidas extraordinarias que buscan reducir los niveles de emisión aplicables en tanto dura el episodio de contaminación del aire.

Por otra parte, el PIGECA consiste en una serie de medidas a mediano y largo plazo que buscan mitigar las condiciones desfavorables de la calidad del aire. También incluye un protocolo que comprende el plan de acción frente a cualquier escenario en el que la calidad del aire supere ciertos límites también establecidos dentro de este plan.

Es por esto que hoy, la Red de Calidad del Aire del Valle de Aburrá, liderada desde el 2016 por el SIATA (Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá) tiene 43 puntos de monitoreo de calidad del aire (automáticos y manuales) distribuidos en toda la región, con el fin de monitorear diariamente la calidad del aire y brindar una información confiable y oportuna para la correcta toma de decisiones.

El 14 de febrero del presente año, el Área Metropolitana inició el primer periodo de gestión de episodios de la calidad del aire de 2022 en el Valle de Aburrá, el cual se declaró hasta el 1 de abril; sin embargo, se podría extender hasta el 8 del mismo mes.

De acuerdo con Diana María Montoya, subdirectora ambiental del Área Metropolitana, este periodo está marcado por un incremento en los históricos de puntos calientes, como los incendios que se han dado en la Amazonía y Orinoquía”. A esto se le suma la contaminación aportada por el transporte y la industria, factores meteorológicos y las condiciones topográficas de la región que actúan como barrera para la dispersión de contaminantes.

Para comprender mejor la situación actual de la calidad del aire, el Área Metropolitana y el SIATA utilizan el ICA, (Índice de Calidad del aire) que, por medio de colores y números, indican a la población que tan bueno o no se encuentra el aire de la región.

Imagen tomada de internet

Si el color que reporta el ICA es verde, quiere decir que el aire de la región es bueno y respirable, si es amarillo, el aire es moderado, si el color se torna a naranja, quiere decir que el aire puede ser dañino para grupos sensibles, entre los que se destacan las mujeres en estado de gestación, personas con enfermedades cardiorrespiratorias, adultos mayores, niños pequeños, o deportistas que hacen prácticas al aire libre.

Si el color reportado por el ICA es rojo, quiere decir que es dañino para toda la población, y el color violeta representa que al aire es muy dañino.

De acuerdo con las autoridades ambientales, se estima que en las primeras semanas del mes de marzo habrá una alta probabilidad de que algunas de las estaciones de monitoreo del aire, registren un ICA naranja. Es decir, un índice dañino para grupos sensibles:

De igual manera, se prevé que entre el 7 y 25 de marzo se tengan condiciones críticas, con la probabilidad de que al menos un día, cinco o más estaciones superen concentraciones con ICA rojo. Lo que indicaría condiciones dañinas para la salud para los habitantes del Valle de Aburrá.

En años anteriores se han llevado a cabo medidas acordes al POECA, como la restricción de circulación de vehículos de carga y volquetas en horarios determinados, y el pico y pico placa ambiental para carros y motos particulares. Sin embargo, según el director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Juan David Palacio Cardona, “Las medidas serán de acuerdo con las proporciones del episodio, en su justa medida y de acuerdo con lo establecido por el POECA”.

Actualmente, la medida del pico y placa de movilidad para automóviles particulares y motocicletas supera los horarios de restricción de circulación establecidos por el POECA, motivo por el cual no habrá medidas adicionales para estos. Sin embargo, a partir del primero de marzo no seguirá rigiendo la prueba piloto del cobro del permiso especial por circulación, implementada desde el 17 de enero, para que los vehículos y motos pudieran circular durante la medida del pico y placa.

Por otra parte, los habitantes del Valle de Aburrá, también pueden practicar medidas de eco ciudad durante este periodo que aporten a una mejor calidad del aire. Compartir el uso del vehículo con dos o más personas, garantizar el estado técnico-mecánico de los vehículos, utilizar el transporte público, promover el trabajo remoto y la movilidad activa, como caminar o montar bicicleta, pero evitar hacerlo por largos períodos y en zonas de alto flujo vehicular. Estas acciones ayudarán a disminuir el impacto negativo de los contaminantes en la calidad del aire del Valle de Aburrá durante estos episodios que se producen cada año en el territorio.

 

Ricardo Velásquez

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