Foto: Santiago Márquez
Cada año vemos por esta época uno de los personajes más emblemáticos de la navidad; y aunque su origen no es precisamente latino, su historia a través de las épocas ha llegado a los corazones de los niños e incluso de adultos en muchas partes del mundo, incluyendo nuestro país.
Cada noche del 24 de diciembre, el viejo Noel recorre en su trineo, los cielos de todo el planeta para poder repartir todos esos regalos que ha elaborado en su taller durante todo el año.
¿Pero quién es Papá Noel?
Durante el siglo IV existió en la región de Licia en territorio turco, un joven llamado Nicolás, perteneciente a una de las familias más pudientes de la región, quienes lo formaron con base en la fe cristiana, poniendo como principio la ayuda a los demás.
Al morir sus padres, Nicolás decidió donar sus bienes a los más necesitados y se marchó a vivir a la ciudad de Mira junto con su tío sacerdote; más tarde también se ordenaría en los oficios religiosos, llegando a ocupar el título de obispo.
Al carismático sacerdote se le atribuyeron grandes milagros entre los que se destaca la sanación de un grupo de niños que fueron acuchillados gravemente; dicen que Nicolás oró tan intensamente que los niños se salvaron casi que al instante.
Asimismo, cuentan que ayudaba a las personas más necesitadas sin que ellos se dieran cuenta; en horas de la noche entraba por las ventanas de sus casas para dejar los diferentes auxilios que la gente pudiese necesitar.

Foto: Santiago Márquez
De San Nicolás a Santa Claus
Cuando los primeros migrantes europeos (británicos, alemanes y holandeses) llegan al norte de América a fundar la que hoy conocemos como Nueva York, arriban con todo su aporte cultural, entre ellos el día de la festividad de su patrono: Sinterklass, fiesta celebrada el día 6 de diciembre.
Tiempo después en una sátira compuesta por el escritor Washington Irving, el nombre de Sinterklaas (traducción del holandés) fue deformado con la nueva pronunciación angloparlante quedando como tal Santa Claus.
Nombre que finalmente comenzó a popularizarse mediante diferentes cuentos que anteponían la historia de San Nicolás unida a la creación de un mítico personaje que vive en el Polo Norte y que reparte regalos a los niños el 24 de diciembre. Esta tradición volvió a Europa convirtiendo del todo San Nicolás en el famoso, tierno y recordado Papá Noel.
¿Por qué papá Noel viste de rojo y blanco?
En 1931, la multinacional Coca Cola, tomó la figura de Papá Noel como su personaje icónico en las navidades, creando magia e ilusión; un Papá Noel más humano, que viste de traje rojo y blanco, lo cual podría asemejarse a los colores típicos de la marca; sin embargo, según algunos escritos, con antesala a este suceso, se ha podido constatar acerca que los colores básicos del traje de Santa Claus se relacionan directamente con los atuendos que usaron los primeros obispos en el mundo.
Asimismo, el traje ha sufrido algunas alteraciones originales, ostentado colores como morado, verde o incluso totalmente blanco en algunos lugares de Europa.

Foto: Santiago Márquez
Papá Noel o el niño Dios
En occidente, hemos conocido la leyenda de Papá Noel y poco a poco nos hemos familiarizado con ello, sin embargo, una de las tradiciones más reconocidas en nuestro país, incluso en América Latina ha sido la llegada del niño Dios.
Una enigmática leyenda que ha sido portadora de uno de los secretos más hermosos de la infancia.
El niño Dios ha sido quizá el sueño y anhelo más lindo que cualquier infante puede tener en estas épocas decembrinas, pues él es el encargado de traer mágicamente los regalos y dejarlos debajo de la almohada, debajo o al lado de la cama o en el ábol de navidad.
Sin embargo, con el pasar de los años, Santa Claus o Papá Noel, le han puesto competencia a la hora de entregar los regalos.
Algo que ha causado gran polémica en algunos países del mundo, porque aseguran que han dejado a un lado las verdaderas tradiciones autóctonas de cada región, por convertirse a modelos comerciales al servicio del consumismo, tal como sucede con la figura del viejo Noel.
No obstante, sea cual sea la figura representativa de la navidad, lo más importante es conservar la magia y seguir viviendo la ilusión de una tradición que no puede dejar de existir.
Si para los adultos se ha convertido en un momento para exaltar el consumismo, para los niños sigue siendo el sueño más anhelado durante todo el año, porque precisamente esa es la magia de la navidad; así que, evoquemos al niño que hay en nuestro interior y disfrutemos de todo lo que viene con la navidad.
Luis Fernando Acevedo C,