Foto: cortesía Federación Nacional de Cafeteros
¿Sabías que el café en Colombia genera 800.000 empleos directos y otros 2´700.000 indirectos? Pues así es: el café en Colombia no es solo es la bebida que se toma cada mañana o aquel que tiene relación con quien cultiva café en algún pueblo. Este grano de amargo sabor se ha convertido en un estilo de vida, en una oportunidad laboral y sobre todo, en una insignia de exportación en el país.
En 1920 el negocio de café se consolidó y comenzó a exportar, no obstante, los productores estaban desprotegidos legalmente, no tenían asistencia técnica ni una promoción que les asegurara la compra del producto. De esta manera, y bajo el objetivo de velar por el bienestar de los caficultores colombianos, surgió la Federación Nacional de Cafeteros en 1927.
En junio de ese año en Medellín se llevó a cabo el Segundo Congreso Nacional de Cafeteros en el cual se asentaron las bases y se articuló dicha Federación que en el presente mes cumple su aniversario número 95. A su vez, no es coincidencia que el 27 de junio sea el Día Nacional del Café, puesto que una ley de la República así lo estableció en honor a la consolidación de la Federación y claro está, de los caficultores.

Foto: cortesía Federación Nacional de Cafeteros
La misión de la Federación es procurar el bienestar del caficultor colombiano lográndolo mediante cinco líneas o servicios:
La primera de ellas es la garantía de compra que consiste en que a cada caficultor se le compra su café con un precio de referencia con base a unas variables de mercado.
En segundo lugar, desarrollan la investigación científica que, como su nombre lo dice, investigan y experimentan en los distintos lotes de café las variables para que las plantas sean más productivas, resistentes a enfermedades y adaptables a la variabilidad climática.
En la tercera línea, se enfocan en la extensión rural a partir de dos líneas. La primera, es la asistencia técnica de los ingenieros agrónomos a las fincas, quienes comúnmente son llamados “los prácticos cafeteros”. Y la segunda es la asistencia integral; esa que incentiva que todo alrededor de la finca sea mejor a nivel social y educativo.
En cuarto lugar, trabajan en la publicidad, promoción y protección de marca, puesto que no es solo garantizar una buena producción de café para su exportación, sino también garantizar una compra. Al mismo tiempo se cercioran de que sí sea café de Colombia en cada puerto del país con una inspección física y química, para que se dé ese posicionamiento de marca y para que el mercado reconozca una prima de calidad de 65 centavos de dólar para el Café de Colombia.

Foto: cortesía Federación Nacional de Cafeteros
Y en la quinta línea, tienen tres tipos de iniciativas de desarrollo social. La primera es sobre la infraestructura física (vías, acueductos, viviendas, escuelas, etc.) Se consideran “provocadores de desarrollo”, puesto que incentivan al Estado a aportar económicamente al bienestar de las veredas y municipios. La segunda es la infraestructura productiva (maquinaria para procesar el café, marquesinas de secado y programas de fertilización) y la tercera son todos los programas sociales de equidad de género, de empalme generacional y de educación.
Durante la pandemia, el campo tuvo una relevancia determinante en el PIB nacional, puesto que, como mencionó en algún momento el gerente general de la Federación, “mientras el mundo parecía detenerse, en Colombia los caficultores lo hicieron girar”. La cosecha de café coincidió con el momento más álgido de la pandemia en 2020; sin embargo, y pesar de las adversidades, continuaron con su producción, recolección y exportación.

Foto: cortesía Federación Nacional de Cafeteros
Gobernanza en la Federación: un Estado dentro del Estado colombiano
Otro aspecto que vale la pena destacar de la Federación Nacional de Cafeteros es que es una empresa privada, dirigida por los mismos caficultores. Es decir, existe un gremio que recoge a 540 mil familias caficultoras, que tienen un método de representación para la toma de decisiones, ya que poner de acuerdo a tantas familias resultaría imposible. Por ello, se ingeniaron una forma de representación democrática con cédulas cafeteras y elecciones con urnas, tarjetones y conteo de votos. Se vota cada cuatro años por doce integrantes de cada Comité municipal y doce de cada Comité departamental. Allí se aprueban los proyectos y recursos y se toman las decisiones.
A su vez, cuentan con un Comité Directivo compuesto por un representante de cada comité departamental (15 en total) que hace las veces de junta directiva, un Comité Nacional de Cafeteros al que además de os caficultores del Comité Directivo asisten 4 ministros del Gobierno Nacional y un Congreso Nacional de Cafeteros, que es la máxima instancia de la Federación. Y ninguno de los caficultores cobra salario por representar a las familias cafeteras ante los órganos gremiales de su Federación.
¿Cuál es el elemento diferenciador del café colombiano?
De acuerdo con el Comité de Cafeteros de Antioquia, lo diferenciador es la calidad y el cumplimiento. La calidad se reconoce en el mercado, porque los cafés de Colombia son arábigos suaves y cuentan con un proceso de lavado y secado. Y el cumplimiento, porque en las entregas son consistentes y hacen que los clientes estén dispuestos a pagar 65 centavos más.
Por otra parte, el Comité menciona que a pesar de que Colombia cuenta con una alta participación de producción de café (570 municipios de 1130 cultivan el grano), se debe incentivar a la ciudadanía a consumir el café local. Es decir, el apoyo por la economía tiene que comenzar aquí mismo, en nuestro territorio. Ejemplos sencillos como Juan Valdez, o cualquier otra tienda que promueva el café colombiano.
Feliz aniversario número 95, Federación Nacional de Cafeteros.
Mariana Arango Trujillo
mariana.arango@revistalaeternaprimavera.com